martes, 29 de marzo de 2011

Andrés Flores Hintz VIII

VIII


Podría odiarte tanto.

Podría odiarte y arrancarte las ojeras,
cortarte de un jalón las ideas descabelladas,
quemarte todos los llantos
y comerme tu corazón a mordiscos enfurecidos.

Podría odiarte por marcharte,
y odiarte por quedarte,
por hablar y por callarte,
por dejarte y por dejarme.

Tanto, tanto te odiaría yo…
Te odiaría con los ojos y con los sueños,
te odiaría en las mañanas y en las noches,
conmigo y sola, sola y contigo te odiaría.

Podría odiarte siempre,
hoy y mañana y sobre todo ayer,
sobre todo ayer y hoy y mañana…

Te odiaría como te amo,
odiaría amarte y odiaría odiarte también.
Tanto, tanto te odiaría yo…

Pero me miro en tu reflejo
y veo que, ni en este mundo
ni en cualquier otro,
podría yo odiarte…

Ni arrancarte las ojeras,
ni quemarte los llantos,
ni odiarte por callarte,
ni con los ojos, ni sin ellos,
ni con luz, ni a oscuras,
no te odiaría yo
ni hoy, ni mañana y sobre todo
no podría odiarte ayer.

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