jueves, 24 de marzo de 2011

Andrés Flores Hintz III

III


La ocho. Adentro.
Gané la partida de hoy.
(¿Ganarás tú la de mañana?
Sí…
No dejes que la muy desgraciada
te gane por default)

Fuiste tú.
Tú me enseñaste, ¿lo recuerdas?
Una batalla nunca nos fue suficiente.



…a kiss is still a kiss…


Podíamos (ojalá pudiéramos de nuevo…)
pasar horas en compañía del paño verde,
hermoso, suave, solo –con nosotros–.

Reíamos (ojalá riéramos de nuevo…)
de las bromas que nos jugaban una y otra vez
las ingeniosas buchacas, siempre atentas de ti, tan preciso,
y a veces, se quedaban así, calladas,
redondas, admirándote burlar sus artimañas.
Enfadadas, planeaban fríamente
cómo distraerte con un ángulo mal calculado,
o algo así.

Pintábamos (ojalá pintáramos de nuevo…)
historias de tiza, que creí, no tendrían final.
(No quiero estar equivocada, déjame seguir creyendo)

Y así, terminábamos las bolas y las lunas,
en una mágica carambola de tres bandas.

Es un despliegue de dulce perfección,
verte atar las estrellas en triángulos exactos
sobre esa lejana y finita mesa de billar.
Invencible.

(Te extraño tanto)

Quédate un momento más.


…a sigh is just a sigh…

No hay comentarios:

Publicar un comentario