jueves, 18 de febrero de 2010

Notre Dame vestida de luna

Gracias por una noche perfecta en compañía de Vivaldi, con la panza llena de lasagna, besos en los ojos y un amor digno de las calles de París; gracias por su fotografía. Te amo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Té con miel y limón: invocando al calor


Congestión nasal, invierno en Madrid. Estornudar un par de veces más, antes de morir enterrada en una pila interminable de pañuelos moquientos. Tos, tos, tos, jarabe. El frío no está hecho para la gente gripienta, o viceversa. Creo que yo ni sana ni enferma quiero al frío. Ni loca ni cuerda. Dicen todos que es mejor porque te tapas, más y más capas y caput, solucionado. No me lo creo. Mentira gorda, cantante y sonante. Extraño ver mi piel bajo tantas capas de ropa. Me siento cebolla. Sí, consuelo de tontos, se asoma el sol a veces, pero los termómetros lo desmienten con sus signos negativos o sus números pequeños. No es fácil engañarme: entonces ¿a qué se deben las bufandas, los abrigos y los guantes? Anhelo los trajes de baño, los brazos desnudos de las mujeres por la calle, los dedos de los pies que respiran libres en sus sandalias, los cuellos liberados de cadenas de estambre, lana o cachemir.

Calor: te invoco.

martes, 9 de febrero de 2010

tierra de nadie


I


un hombre con ventanas en los ojos
cristales rotos en sus pupilas

llorando años
espejos
y canas

un hombre sin labios


II

caminos de piel y piel de tierra
de huellas empolvadas
y derrotas secas

de vestigios duros
tristes

de savias extintas
y muertas


III

desapareces

sin voces de fiesta
sin llantos
sin nada


IV

constelaciones impenetrables
en tu rostro de plata

cuánto quisiera besarlas
seguirlas
velarlas


V

eres mi faro

y mi eclipse
a mitad de jornada


VI

no sufras más

mejor dime qué dicen
tus ojos de luna
Teresa

tus ojos castaños
cargados de nubes
de sombras
de llamas

llenos de ventanas de sol
y llenos de agua

tus dulces silencios
tus pecas amargas

dime qué dicen
las manchas blancas
de tu alma quemada