jueves, 5 de julio de 2012

De tu sombra

De repente, sin motivo, aparece aquí tu sombra.
El recuerdo se teje de los hilos no vividos que nos atan.
Esa piel de hojas que gotea.
Y lo escribes.
El sonido del agua al caer sobre tu sombra.
El crujido.
Aquél que desconozco.
Cuando cae.
Y terminas de escribirlo.
Se derrumba la transparencia de la gota.
Y ahí te reconozco. 
La tinta negra se derrama. 
En tu sombra transparente.
El vértigo de la caída.
En la pluma.
El precipicio.
El murmullo de la gota.
De tu sombra.
El verso que se acerca al borde de la página.
El riesgo.
Y las orillas.
La epidermis que se escurre y moja y humedece el grito.
La sombra de tu grito amordazado.
Nuestro grito.
El crujir de la hoja que se quiebra en la distancia.
La océana distancia entre la hoja, y el agua, y la poesía.
Entre nuestras sombras.
Y nosotros.
La piel en llamas.
Encendida.
La sombra de la flama.
Incandescente.
Salva.
La gota de piel que somos, aun de lejos.
Sin motivos aparentes.
Sin sombra.
Suena.
El sonido de tu rastro en mis pupilas.
El rugir de la distancia y los ojos pardos que se rozan.
Las perlas en las puntas de los dedos como mundos trastocados.
Tocados.
Dos.
La piel sin tocarse se consume.
La hoja cruje.
La furia del cuerpo que se quiebra en pedacitos.
Al invocarte.
Y a tu sombra.
El sonido de la furia.
El rugido.
La aparición de tu sombra sobre el frío de la sábana que invita.
Sobre el frío de la piel encandilada.
De mi piel encandilada.
Sobre la necedad de la distancia.
En medio, sólo queda el agua.
Sólo tu sombra.
Sólo queda.
Nada.

2 comentarios:

  1. De repente, sin motivo, aparece aquí tu sombra.

    Incandescente.

    Me agrado.

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  2. De repente, sin motivo, aparece aquí tu sombra.

    Incandescente.

    Me agrado.

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