jueves, 23 de abril de 2009

Sin manchas

Te amo cuando cierro los ojos,

cuando la música parpadea.


Ya quedaron vacíos los añejos anaqueles,

he desertado ya de las terribles vaguedades,

de aquellas banales miradas vestidas de gris,

donde había pisado el amor mediocre,

a mitades, a eclipses, a paros cardíacos.


Ya no busco las escaleras de emergencia,

ya no encuentro polvo si resbalo el dedo

por el borde de mi espíritu encerado.


Me llenan ahora tus reflejos, que son míos,

también míos.


Este instante en que cubren tus luces mi pecho,

ahora mismo que envuelven mis labios tu ensueño

es hoy que te amo, hoy es que te amo.


Parada sobre este segundo entero

que se me marcha de las manos,

de pie en este tiempo, en esta eternidad,

la que me inventas cuando el te amo que es mío,

es nuestro,

así es como yo soy.

De lo que me forjo. De lo que crezco.


Ya no hay nota de pieza sin besos de sol,

no hay lapso sin ritmo, ni voz sin desliz,

no hay vida sin tu necia interrupción de te amos furtivos.


Has hecho albor. Has hecho llama.

Ni todos los dioses pudieron haber

quemádome tanto los peros.


Ni Prometeo, ni Loki, ni Agni,

ni Tohil, ni Hefesto, ni Volcano,

ni Bi-Fang, ni Wallallo, ni Huehueteotl,

ni Goibnin, ni Xiuhtecuhtli, ni el fuego mismo,

y así, y aquí, tú me quemas.


Una caricia se pinta en tu alma,

un pliegue con la peculiar forma de mi terca silueta

que te raya, que te bosqueja, que te ama,

hasta siempre.


Esto vibra.

Mi piel se ciñe a tu aliento,

y cada espacio acaba perplejo,

porque no existe.


Es milagroso, mi vida,

finalmente, somos mortales.

¿Al final?

¿O sólo al principio?


Miren atentos este amor engalanado,

trepidan hasta las raíces de los siglos con sus huellas.


Un atisbo de nosotros alcanza.

Una peca, un lunar.

Una tilde.

Bastan mis ojos para tu refugio.

Bastan tus cauces para mi matiz.


¿Qué vida sin tu madeja de sonrisas?

¿Qué sería de todo esto sino un mero callejón?


Somos trozos, somos trazos,

de esencia, de dedos.

Somos dados y no hay dudas,

ni miedos, ni sombras.

Somos hombres, con nombres,

que no nos dicen nada.

Somos nudos y nidos

sin huecos, sin manchas.


Y aquí llegamos.

Aquí somos, y aquí

estamos como haciendo payasadas en el aire,

y te amo.


4 comentarios:

  1. woooooooooooo!
    jajaj me gustó mucho mucho !
    saludoos :D

    ResponderEliminar
  2. Te lo he dicho de mil formas, naciste para escribir y mover los espíritus a la inquietud, para que dejen de ver sólo pasar el tiempo y hagan algo para trascender. Me siento grande por ser tu padre y lo único que me incomoda es no saber la clave para rehacer tu molde, no sé si algún día habrá otra como tú.
    Te amo incondicionalmente mi niña.

    ResponderEliminar
  3. admiro mucho la manera en que escribes y sabes tener la palabra correcta en el espacio correcto, oraciones bastante adecuadas para darle el sentido apropiado, felicidades lu sigue asi soy tu fanSeses nomber guan! jajaja

    ResponderEliminar
  4. Hola Lucero. Me gusta como escribes. Qué bueno que encontré tu blog. Te estaré siguiendo. He añadido tu blog en el mio como enlace amigo. Espero no te moleste y cuando gustes pasa por La Cueva del Wendigo.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar