sábado, 22 de octubre de 2011

Contextos fuera I

A. El cielo es un conjunto de pedazos de papel pegados con cinta, literalmente. Aquí no queda lugar para metáforas. Hablamos de poesía, pura y dura. Cero grados de interpretación. 

B. Esto de ninguna manera es rentable. Al contrario. Es imposible que la onerosa inversión del creador regrese algún día. El resumen de ganancias tiene sólo un concepto: miradas. Quizá alguien escriba unas líneas al respecto. 

C. Uno debe tener en cuenta que el cielo debe fijarse de arriba para evitar que se desplome. Para ello se requieren precisión, paciencia y habilidad de equilibrista. Se requieren malabares. Se necesitan ojos dulces y buenas intenciones. Esta actividad demanda compromiso con la obra en cuestión. El cielo no es broma. Lo que sucede es importante; puede ser fundamental. 

D. Ahora bien, fijarlo de abajo, a la tierra, o no, sigue siendo un entresijo. De eso depende si cuando el aire llegue, el cielo se moverá como globo que se infla, o si en cambio, barrerá el piso con sus puntas sueltas, como escoba. 

E. Estamos frente a un dilema de complejidad progresiva: el tiempo pasa, el hambre aumenta, el pegamento se agota. Es determinante darse prisa. 

F. Los gigantes de los bancos de madera lo meditan. Por momentos, el problema resulta impenetrable. 

G. El hombre (la mujer) que los mira desde el suelo, se pregunta acerca de la relevancia de aquellos hechos que cuelgan de la cornisa. 

H. Escribe estas líneas en una libreta, cierra los ojos y concluye: Viviremos, después, todos, en esos pedazos de cielo, de nube. Esos trozos rotulados, con letras para las filas y números para las columnas. Seremos números y letras, para siempre. (In)Finitos, (i)limitados, colindantes. First come, first serve. 

I. ¿Cuándo?

J. Es complicado. O tal vez no. 

K. Fila: L. Columna: 11. Soy la esquina inferior derecha de una nube que se incendia. 




*Para ampliar el entendimiento de éstos y otros contextos,
consúltese
F. de Adrián Regnier. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario